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Una mamá feliz es todo lo que un hijo necesita.



Ser una mamá feliz es sin duda, aceptar y asumir en conciencia, uno de los roles mas desafiantes e importantes en la vida tanto de la madre como del hijo, ya que ser mamá significa una serie de numerosas responsabilidades que en la medida que se cumplan o no, se cataloga como buena o mala madre.

No olvidemos la pesada carga que todavía en estos días, imprime el sistema a la maternidad, se les exige a las mujeres que son madres un estándar de perfección, abnegación e incluso en muchos casos la renuncia absoluta a su autorrealización.

Y en la desenfrenada carrera por ser buena madre, se olvida que eso no es lo importante, la conciencia debe llevarse a un solo estado, el de ser mamá feliz.

Es urgente liberar a las mamás de la carga del perfeccionismo, es imposible lograr tremenda hazaña sin cometer errores, parte de lo que incluso puede contribuir al desarrollo de los hijos es que una mamá feliz acepta las fallas como parte natural de la vida, como oportunidades para hacer las cosas diferentes y mejor.

Importante también es, tener y mantener presente para ser una mamá feliz que antes de ser madre se es un ser humano, una persona con sus propias heridas emocionales, miedos e inseguridades, así como con sueños y anhelos de ser plena y feliz, es por eso que la primera tarea en el ejercicio de la maternidad es con ella misma, es crear el compromiso de crecer y evolucionar como ser humano.

Tratar de ser una madre perfecta no solo es irrealizable, sino que es contraproducente, porque conduce a la frustración e impide disfrutar de la belleza inigualable de la maternidad.

La tarea entonces de cada mamá feliz es la de contribuir a la formación de los propios hijos, en un ambiente caracterizado de amor y respeto, para que puedan aprender a ser felices, a ser independientes y desarrollarse en absoluta libertad y plenitud.

Sin embargo, se olvida que los niños aprenden mucho a través del ejemplo que se les muestra: esto significa que, si es una mamá feliz, satisfecha consigo misma y de su propia vida, enseñará entonces, a sus hijos a ser felices. Una madre primero debe sentirse cómoda en su papel de madre, tener confianza en sí misma y en su instinto: solo así podrá establecer una conexión genuina, directa y profunda con su hijo.

Ningún niño tiene necesidad de una madre perfecta, pero si todo niño necesidad de una mamá feliz. De una madre alegre, en paz consigo misma y con los demás; una mujer que no ha dejado de descubrirse y darse cuenta de sí misma solo porque se ha convertido en madre, pero que considera que esta magnífica experiencia es parte de lo que es, y no se rinde en profundizar en los demás.

Una mamá es, de hecho, también una mujer, una amiga, una hermana, una mujer, una artista, una trabajadora y cualquier otra cosa que haga vibrar su espíritu y mover su cuerpo: es importante no olvidarlo, para poder ser una mamá feliz y en consecuencia ver crecer a hijos en ejercicio de su propia felicidad.

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